jueves, 28 de abril de 2022

LA AUTORIDAD CON LOS ADOLESCENTES

 Algunos de nuestros  adolescentes presentan dificultades en el seguimiento de las normas y en aceptar la autoridad, acompañado de una falta de respeto a  los docentes, padres de familia y todo lo que representa autoridad.

Algunas de las causas, están relacionadas con el poco o nulo acompañamiento de los padres y madres a sus hijos en la crianza en el hogar. Además, que los padres tienen baja capacidad y pocos conocimientos para impartir una autoridad adecuada, que permita un aprendizaje adecuado de las normas, del seguimiento de instrucciones y la forma en que dan las órdenes.  Algunos padres han delegado la crianza y la autoridad a las instituciones como los centros de desarrollo infantil de los 0 a 5 años y posteriormente a la escuela.  En los tiempos que están en casa, hay caos, porque tratan de imponerse los abuelos, los tíos, los padres, los hermanos mayores y hasta los cuidadores. A esto se le puede sumar,  el ejemplo de los padres, los comentarios de los padres en casa donde desautorizan e incluso tratan mal a los docentes delante de los estudiantes.

Algunas de las consecuencias se evidencian en el comportamiento, en este caso en la escuela, en situaciones como estudiantes que no saben escuchar y prestar atención, no siguen ordenes ni instrucciones, no cumplen con sus obligaciones académicas, no respetan la autoridad de los docentes ni directivos, agresiones constantes entre estudiantes, conductas desadaptativas como consumo de drogas, alcohol, cigarrillo, vocabulario vulgar, conflictividad por todo  y riñas callejeras.

ALGUNAS ORIENTACIONES PARA TENER EN CUENTA CON  LOS HIJOS ADOLESCENTES.

1.       LA EMPATIA HACIA LOS HIJOS.  La empatía por parte de los padres provoca en los hijos efectos importantes como:

Mejor capacidad de autoconocimiento y auto-comprensión de su realidad personal. Toma de conciencia de sus problemas, potencialidades y recursos. Apropiación de su situación y  adquisición de actitud de responsabilidad. Promoción de la auto-confianza a partir de la confianza de los padres. Sentimiento de adhesión y afinidad hacia el padre, madre y el núcleo familiar en general. Mejor participación y colaboración en las actividades familiares. Refuerzo de las actitudes de solidaridad y compañerismo entre los hermanos así como de éstos hacia los padres. Promoción de la empatía hacia sus semejantes, base de los comportamientos altruistas y la solidaridad. Actitud positiva hacia el estudio y el trabajo escolar diario.

2.       ESCUCHAR Y TRANSMITIR COMPRENSIÓN A NUESTROS HIJOS. La comprensión nace necesariamente de la escucha atenta, evitando juicios morales, ideas preconcebidas, consejos o soluciones rápidas y sermones con frases hechas que más que acercarnos nos alejan de nuestros hijos, y les hacen experimentar cierta soledad emocional. Por eso, el primer paso para una adecuada  escucha es desmontar  algunas tendencias fáciles y habituales que desarrollamos en la relación con nuestros hijos: Juicio/moralización: “deberías…” “lo que tienes que hacer es…”. Nos referimos a la tendencia a dar órdenes autoritarias y decisivas sobre lo que el otro es, debe de hacer y no hacer. Si se realizan de manera muy reiterada, y sin haber realizado una escucha previa, genera en quien la recibe la sensación de no haber sido entendido y de tener que cumplir las órdenes de los adultos sin  posibilidad de cuestionarlas. “Lo que tienes que hacer es dejar de distraerte tanto y ponerte a  estudiar” “Deberías ser más responsable”.

Ridiculización, sarcasmo, ironía. El uso de estilos de comunicación que se soportan sobre la base del humor, la ironía, la broma o la socarronería pueden, más allá de la intención inicial de “romper el hielo” o divertir, colocar al joven en un estado de inferioridad, ridículo, incomprensión e  incapacidad de maduración.

“¡Mira qué mayor parece, si hasta se pone zapatos de tacón!”

Etiquetación. Consiste en convertir un comportamiento concreto en un rasgo de personalidad y juzgarlo negativamente. suele generar el rechazo de la persona etiquetada y dificulta la comprensión. Las etiquetas no explican los comportamientos de las personas, sólo generalizan lo que hace la persona. “Eres un vago” “No tienes un mínimo de responsabilidad”. Negativismo:  la tendencia a  captar sólo lo negativo en relación a la capacidad del otro.

“Si sigues así, no lo conseguirás” “No haces nada a derechas”

Momento o lugar inadecuado: En ocasiones empleamos comentarios y observaciones acertadas en cuanto a contenidos, que no lo son en cuanto al momento y lugar en el que son manifestados.

3.       ALGUNAS PILDORITAS MAS… Acompañar  a los hijos en todo momento

4.       Estar pendiente de sus actividades y sus amistades

5.       Hablar sobre temas difíciles como de drogas y sexualidad

6.       Enseñar a los hijos a hacer los diferentes oficios de la casa, independiente de si son hombres o mujeres

7.       No darles todo  lo que ellos piden

8.       No ser alcahuetas ni sobre protectores

9.       Tampoco tiranos ni descuidados

10.   No darles la razón en todo. 

     HECTOR ARLEY MEJIA GIL - Docente Orientador IEMTM

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