Algunos de nuestros adolescentes presentan dificultades en el
seguimiento de las normas y en aceptar la autoridad, acompañado de una falta de
respeto a los docentes, padres de
familia y todo lo que representa autoridad.
Algunas de las causas, están relacionadas con el poco o nulo
acompañamiento de los padres y madres a sus hijos en la crianza en el hogar.
Además, que los padres tienen baja capacidad y pocos conocimientos para
impartir una autoridad adecuada, que permita un aprendizaje adecuado de las
normas, del seguimiento de instrucciones y la forma en que dan las
órdenes. Algunos padres han delegado la
crianza y la autoridad a las instituciones como los centros de desarrollo
infantil de los 0 a 5 años y posteriormente a la escuela. En los tiempos que están en casa, hay caos,
porque tratan de imponerse los abuelos, los tíos, los padres, los hermanos
mayores y hasta los cuidadores. A esto se le puede sumar, el ejemplo de los padres, los comentarios de
los padres en casa donde desautorizan e incluso tratan mal a los docentes
delante de los estudiantes.
Algunas de las consecuencias se evidencian en el
comportamiento, en este caso en la escuela, en situaciones como estudiantes que
no saben escuchar y prestar atención, no siguen ordenes ni instrucciones, no
cumplen con sus obligaciones académicas, no respetan la autoridad de los
docentes ni directivos, agresiones constantes entre estudiantes, conductas
desadaptativas como consumo de drogas, alcohol, cigarrillo, vocabulario vulgar,
conflictividad por todo y riñas
callejeras.
ALGUNAS ORIENTACIONES
PARA TENER EN CUENTA CON LOS HIJOS ADOLESCENTES.
1.
LA EMPATIA HACIA LOS HIJOS. La empatía por parte de los padres provoca en
los hijos efectos importantes como:
Mejor capacidad de autoconocimiento y auto-comprensión
de su realidad personal. Toma de conciencia de sus problemas, potencialidades y
recursos. Apropiación de su situación y
adquisición de actitud de responsabilidad. Promoción de la
auto-confianza a partir de la confianza de los padres. Sentimiento de adhesión
y afinidad hacia el padre, madre y el núcleo familiar en general. Mejor
participación y colaboración en las actividades familiares. Refuerzo de las
actitudes de solidaridad y compañerismo entre los hermanos así como de éstos
hacia los padres. Promoción de la empatía hacia sus semejantes, base de los
comportamientos altruistas y la solidaridad. Actitud positiva hacia el estudio
y el trabajo escolar diario.
2.
ESCUCHAR Y TRANSMITIR COMPRENSIÓN A NUESTROS
HIJOS. La comprensión nace necesariamente de la escucha atenta, evitando
juicios morales, ideas preconcebidas, consejos o soluciones rápidas y sermones
con frases hechas que más que acercarnos nos alejan de nuestros hijos, y les
hacen experimentar cierta soledad emocional. Por eso, el primer paso para una
adecuada escucha es desmontar algunas tendencias fáciles y habituales que
desarrollamos en la relación con nuestros hijos: Juicio/moralización:
“deberías…” “lo que tienes que hacer es…”. Nos referimos a la tendencia a dar
órdenes autoritarias y decisivas sobre lo que el otro es, debe de hacer y no
hacer. Si se realizan de manera muy reiterada, y sin haber realizado una
escucha previa, genera en quien la recibe la sensación de no haber sido
entendido y de tener que cumplir las órdenes de los adultos sin posibilidad de cuestionarlas. “Lo que tienes
que hacer es dejar de distraerte tanto y ponerte a estudiar” “Deberías ser más responsable”.
Ridiculización, sarcasmo, ironía. El uso de
estilos de comunicación que se soportan sobre la base del humor, la ironía, la
broma o la socarronería pueden, más allá de la intención inicial de “romper el
hielo” o divertir, colocar al joven en un estado de inferioridad, ridículo,
incomprensión e incapacidad de
maduración.
“¡Mira qué mayor parece, si hasta se pone
zapatos de tacón!”
Etiquetación. Consiste en convertir un
comportamiento concreto en un rasgo de personalidad y juzgarlo negativamente.
suele generar el rechazo de la persona etiquetada y dificulta la comprensión.
Las etiquetas no explican los comportamientos de las personas, sólo generalizan
lo que hace la persona. “Eres un vago” “No tienes un mínimo de
responsabilidad”. Negativismo: la
tendencia a captar sólo lo negativo en
relación a la capacidad del otro.
“Si sigues así, no lo conseguirás” “No
haces nada a derechas”
Momento o lugar inadecuado: En ocasiones
empleamos comentarios y observaciones acertadas en cuanto a contenidos, que no
lo son en cuanto al momento y lugar en el que son manifestados.
3.
ALGUNAS PILDORITAS MAS… Acompañar a los hijos en todo momento
4.
Estar pendiente de sus actividades y sus
amistades
5.
Hablar sobre temas difíciles como de drogas y
sexualidad
6.
Enseñar a los hijos a hacer los diferentes
oficios de la casa, independiente de si son hombres o mujeres
7.
No darles todo
lo que ellos piden
8.
No ser alcahuetas ni sobre protectores
9.
Tampoco tiranos ni descuidados
10.
No darles la razón en todo.
HECTOR ARLEY MEJIA GIL - Docente Orientador IEMTM